domingo, 5 de diciembre de 2010

Celebrando un par de cumpleaños y un natalicio

Primera semana de diciembre...

Pasan muchas cosas en mi vida... la primera de ellas es que es el cumpleaños de mi hijo primogénito, mi simpático pedacito de corazón, y son ello todas sus celebraciones.

Lo segundo es mi propio cumpleaños, una semana después del de mi bebé con todo lo que ello significa también.

El mismo día que cumple mi hijo, está de cumpleaños un tio político mio.

El mismo día de mi cumple, está de cumpleaños un tío mio.

Pero entre ambas fechas, está el natalicio de mi abuelo y es a él quien quiero dedicar unas palabras ahora.

A mi abuelo, Q.E.P.D.

Mi abuelo nació un día 06 de Diciembre y desde hace un tiempo tenía un sueño, que alguien más de su familia naciera en la misma fecha que él. No lo pudo lográr mi tío que nacio el 08... tampoco yo que nací en la misma fecha y pensé por unos momentos que mi hijo si podría pero tampoco se dio la oportunidad.

Así que siempre, entre las fechas de ambos cumpleaños, me acuerdo de su persona, que pudo no ser el mejor abuelo del mundo, pero a su modo nos quiso y cuidó... que pudo no ser el ser más afortunado del mundo, pero que sus hijos y nietos lo aceptaron como él era, con virtudes y defectos, y lo estimaron, quisieron y amaron hasta que su vida se acabó.

En ese momento del adiós (y como es tarde y debo terminar el post) sonó una hermosa canción que de cuenado en cuando la pongo en su homenaje. Ahora reina el silencio para poder escuchar (o leer desde aquí) un tema de Tango...



Adiós muchachos
Tango 1927
Música: Julio César Sanders
Letra: César Vedani

Adiós, muchachos, compañeros de mi vida,
barra querida de aquellos tiempos.
Me toca a mí hoy emprender la retirada,
debo alejarme de mi buena muchachada.
Adiós, muchachos. Ya me voy y me resigno...
Contra el destino nadie la talla...
Se terminaron para mí todas las farras,
mi cuerpo enfermo no resiste más...

Acuden a mi mente
recuerdos de otros tiempos,
de los buenos momentos
que antaño disfruté
cerquita de mi madre,
santa viejita,
y de mi noviecita
que tanto idolatré...
¿Se acuerdan que era hermosa,
más bella que una diosa
y que ebrio yo de amor,
le di mi corazón,
mas el Señor, celoso
de sus encantos,
hundiéndome en el llanto
me la llevó?

Es Dios el juez supremo.
No hay quien se le resista.
Ya estoy acostumbrado
su ley a respetar,
pues mi vida deshizo
con sus mandatos
al robarme a mi madre
y a mi novia también.
Dos lágrimas sinceras
derramo en mi partida
por la barra querida
que nunca me olvidó
y al darles, mis amigos,
mi adiós postrero,
les doy con toda mi alma
mi bendición...




Hasta pronto mi viejo querido, lo comido y lo bailado, nadie te lo ha quitado.



Fotos desde:

Atardecer : http://revistaiesmeruelo.wordpress.com/2010/04/25/que-se-puede-querer-lo-que-no-ves/


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Agradecemos tu tiempo y tu opinion!

 
Febrero 2008 | Diseñado por anita